Pese a la insuficiencia de espacios para la cultura Hip Hop sería una mentira muy necia e ingrata afirmar que no ha habido apertura ni esfuerzos importantes para ampliar su difusión. Antes que nada hay que entender que es parte de su esencia no tener un lugar preestablecido y que es tarea de nosotros mismos encontrar lugares, por eso se toman las calles, por eso aquí todos somos autodidactas, es parte de nuestro espíritu esa lucha por poner nuestro nombre en una pared, por adueñarnos de un escenario, de los oídos de los que asisten a las fiestas o de cualquier pedazo de suelo para bailar.
Recuerdo claramente que antes no había más de un concierto y/o block party al mes en la Ciudad de México y área metropolitana, hoy puedo contar más de 7 cada fin de semana además de los muchos que se llevan a cabo en provincia. ¿Cómo olvidar el Festival “Que Viva el Mexside” en 1998?... se trataba del primer evento nacional de nuestra cultura y que marcó la primera generación Hip Hop del país… pese a todo, no eran los miles de espectadores que en estos tiempos se dan cita cada año en la “Batalla de los Gallos”. Los primeros eventos en Rockotitlán o en el Foro Alicia nos hacían sentir un poco extraños ya que se trataba de lugares de Rock y nosotros de algún modo invadíamos su territorio con una cultura que era distinta e incluso muchas veces vinculada por los poco conocedores más con el pop de los años ochenta que con algo serio y valioso. Hoy en día nos sabemos seguros de que los lugares son nuestros, compartidos con todos los géneros imaginables, pero nuestros también, y que contamos al menos con el respeto de las demás tribus urbanas. No cabe duda: el Hip Hop ha ganado terreno.
Al pensar que ahora es muy natural que hay programas de radio de Hip Hop en las estaciones para jóvenes más importantes de la ciudad y que incluso ha habido programas de televisión, me llega el recuerdo de que hace aproximadamente 8 años, cuando esto parecía sólo un sueño, alguien me comentó que en el FARO de Oriente se estaba haciendo un programa de radio donde se programaba sobre todo manufactura nacional… sonaba irreal, pero no lo era, y tampoco era lo único que se estaba haciendo ahí, había talleres, exposiciones, conferencias, muestras… incluso más tarde comenzaron a haber residencias de artistas extranjeros y de otros estados de la República que dejaban muy buen sabor de boca a los que asistían. ¿Cómo es que todo esto se podía llevar a cabo sin institucionalizar al Hip Hop y sin perder su inherente sentido de calle?... sencillo: alguien supo entrarle al juego respetando el principio de “de nosotros para nosotros”.
Definitivamente estoy cansada de escuchar interminables quejas y lloriqueos con el tema de “no hay espacios” y peor aún, de “NO NOS DAN espacios”. Yo soy testigo y partícipe de que lo único que hay que hacer es tomarlos, de hecho, me encuentro dispuesta a seguir tomándolos sin frenos y es así como llego a pensar -sin miedo a pecar de optimista- lo maravilloso que ha sido que el Hip Hop se haya sentido tan carente de lugares tantas veces. Quizás si tuviéramos ese “dónde” regalado se perdería un poco el sentido de todo lo que hacemos, por eso sabe tan bien cada bocado obtenido… y lo que aún nos falta…
1 comentario:
Yo!... olvidé algo impostantísimo: El texto anterior lo hize para la revista del FARO de Oriente, pueden obterenrla ahí mismo, me parece que es gratuita y sienpre ofrece cosas interesantes.
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